domingo, 18 de septiembre de 2016

Oscuridad

Y seguimos esperando el momento en el que alguien nos diga, que ya basta, que el dolor cesa.
Alguien que nos saque de la cama y nos demuestre lo bello que es el mundo si lo miras desde otra perspectiva.
Tal vez sea que sigo mirando desde las persianas bajadas de mi habitación.
O qué me escapé de tu sonrisa aquel frío invierno.
Pero ya las miradas no me derriten, ni las caricias me calman.
La vista se aferró a esta oscuridad, y mi boca se quedó muda.
Mis manos no sentían la suavidad de las nubes.
Sólo había olores corrientes y el silencio desdibujaba todo aquello que no veía.
Mis cinco sentidos se han quedado inmóviles, sin reclamar al corazón un latido de más.
Sin pedirle a la cabeza que te grite que no te vayas y roces con un murmuro mi inmóvil felicidad.
Si los ojos hubieran estado abiertos te habrían robado una mirada que olería a lo que quisimos enterrar en un cajón.
Quédate, o túmbate aquí y vete más tarde. Pero hazlo hasta que despierte y vea la luz que he estado ignorando, que con tu sutil pero fuerte presencia, has estado tapando.

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