jueves, 23 de marzo de 2017

Dame tregua

Mis brazos descolgaban al intentar amarrarme a él aunque fuera un segundo más, pero ni ello me cedía, pasaba y pasaba sin posibilidad de pedir una tregua. Mi bandera blanca debía de estar manchada, porque no entendía que necesitaba parar, un respiro. Mi estrategia fallaba y yo solo necesitaba detener las balas que venían directas hacia mí, para saber cómo esquivarlas. Pero nunca se detuvo. Sé que no quería hacerme daño, ya que todo el mundo le ha convencido de que él lo cura todo... Pero hay cosas que solo puede curar uno mismo. Así que dejó en mi cuerpo heridas de guerra, las cuales supe coser, de ese modo la gente solo veía cicatrices, pero los órganos nunca supe coserlos, y cada día se resquebrajaban más y más. Su sonrisa me decía que él me protegería de aquel dolor, que no necesitaría un buen cirujano, que solo debía dejarlo pasar.
Y así he hecho, y ahora pienso que hubiera sido mejor abrirme y pedir ayuda, gritarla, o susurrarla, con tal de que alguien pudiera socorrerme. Pero en este momento tal vez es tarde, creo que se han curado de extraña manera, ya que me han dejado secuelas. Me han creado un nudo en la garganta incapaz de dejarme hablar, me han dejado una extraña sensación conmigo misma, y hacía mi exterior.
Las guerras hacen mucho ruido, y ahora solo necesito pausar el volumen del mundo, para ver mis errores, para pisarlos; pausar ese tiempo que nunca fue mi amigo...

No hay comentarios: